Y pasan los días, todos igual: tú sentado siempre en el mismo sitio con la cara larga. Poco a poco has ido apreciando aquello que no deseas amar y, pudiendo olvidarte de todo y dejarlo atrás; sabrás que ese dolor que abandonas se llevarán consigo los mejores momentos de tu vida, ahí aprendes que, por mucho que quieras, uno solo se enamora una vez en cada período de su vida y, por supuesto, nunca intencionadamente. ¿Y qué hacer? Echarle valor, plantarle cara a la vida para que ella no te de la espalda y el destino decida hacerte ver a quien has querido siempre para guiñarte un ojo y darte alas para, libremente volar...
- Un gracias ligero y sonreír.

No hay comentarios:
Publicar un comentario